miércoles, 7 de agosto de 2013

Challenge-Vitoria 2013. El vuestro.


02 de octubre del 2011, es la fecha en la que conseguía cruzar la meta de un triatlón distancia Ironman. Los recuerdos que tengo todavía, son de felicidad y de emoción. Al cruzar aquella línea de meta, recuerdo que pensé que el Ironman me había atrapado. La forma de vida que llevas, la cercanía que tienes con otros triatletas ese mismo día. Allí no hay nadie que compita contra ti, competimos todos contra nosotros mismos. Todo ese cúmulo de sensaciones me atraparon por completo a esta gran competición.

En 2012, el objetivo era realizar otro, pero por circunstancias laborables, no pude realizarlo. Me lo tomé muy mal y casi dejo el triatlón. Pero me esforcé en tirar hacia adelante. Busqué cambios en mis entrenamientos empezando por mi entrenador. Encontré a Juan de la Torre Corvillo, actual y futuro entrenador. Él me hizo recuperar toda la ilusión que tenía por el triatlón de larga distancia. Y no sólo eso, incluso me hizo tener todavía más. Su equipo DESABI, hace que todo parezca fácil y la cercanía que te ofrecen desde el primer momento es digna de admirar.
Así que en 2013, tocaba entrenar duro para conseguir cruzar la línea de meta de otro Ironman.

He sabido compaginar trabajo, familia, novia y entrenamientos. Seguro que no todo lo que se merece cada parte, pero haciendo todo lo posible.

Ha sido un año horrible en cuanto a meteorología se refiere. Mucho frío hasta bien avanzado junio, muchas lluvias, nevadas, etc. Y también he hecho todo lo posible para salir a entrenar a pesar del mal tiempo.
El trabajo de este año, a mi parecer, es el más duro y serio que he realizado en las 5 temporadas que llevo en este deporte.
Y cuando me quiero dar cuenta...

26 de julio de 2013. Ya estoy en Vitoria-Gasteiz. Me voy a reencontrar de nuevo con otro Ironman. Emocionado, feliz, orgulloso y muy motivado. De nuevo mi gente me acompaña, se merecen todo. Después de lo que me tienen que aguantar todo el año, aquí están, apoyándome. No saben lo feliz que me hacen.

27 de julio de 2013. Preparación del material, reunión técnica, charradas con otros triatletas, visita a la feria, turismo, etc. Y llega la hora de la cena. En la cena repaso mentalmente mi carrera. Ya no queda nada para estar en la línea de salida. Después de cenar prontito a la habitación del hotel y a descansar. La novia me pregunta un par de veces cómo estoy y yo le contesté que con muchas ganas!
En la cama, con los ojos cerrados, me imagino cruzando la línea de meta y disfrutando de ese placer que da acabar una prueba como esta. Casi me emociono.

28 de julio de 2013. Llega el gran día. Despertador 5:00h de la mañana. Me bajo a desayunar solo y los nervios a flor de piel. Muchos triatletas están desayunando. Todos con las caras de preocupación que se merece esta prueba. Yo me siento en una mesa en solitario, me pongo música y me relajo un poquito.
Subo a la habitación y mi novia está duchándose ya para bajar con mi madre y hermana a desayunar juntas. Lo que hacen por mi no tiene nombre.
Yo voy ultimando los detalles y bajo a buscarlas al restaurante del hotel. Varios autobuses nos llevarán a triatletas y seguidores a la zona de natación.
Es de noche y hace fresco. Mis chicas me miran de vez en cuando para ver mi cara. Tranquilas, todo irá bien.

Llega el autobús y nos montamos todos juntos. Durante el trayecto no se habla demasiado. La preocupación de cada participante y de cada uno de los acompañantes se hace notar.
Llegada al embalse de Landa. El ambiente ya es espectacular. Está amaneciendo y las vistas del embalse son preciosas. Cada vez mi preocupación va desapareciendo más y ya empiezan las ganas por empezar.


Voy a mi zona en boxes, coloco geles, barritas y bebida en la bici. Me voy colocando el neopreno con mis chicas y empieza la cámara de llamadas. Poco a poco nos vamos colocando en fila. Y los PRO, ya están en la línea de salida. Una melodía típica en Challenge, y comienza el Challenge-Vitoria. Después las chicas PRO y a continuación nosotros, los grupos de edad de 30-34 y 35-39. Mucho nivel aquí.
Me coloco en segunda línea porque la primera boya está a 1400m. Osea que tenemos tiempo de colocarnos bien y que se vaya estirando el grupo. Al principio algo de empujones y agarres nadando casi a sprint para colocarme en buen sitio. Cuando tengo carril libre, miro hacia adelante y veo que estoy en grupo de cabeza. Pero fue un espejismo. Pronto empiezo a notar que no puedo respirar, era tal el esfuerzo que había hecho para colocarme ahí, que ahora me pasaba factura. Busco un ritmo suave para ir encontrando coordinación entre la respiración y los movimientos. Poco a poco la encontré. Y cuando llegaba a la primera boya, apreté un poquito más.
Estaba nadando muy bien. Me veía el ritmo correcto, el que quería llevar. Llegaba a la segunda boya, con fuerzas. Este tramo eran 700m, que sumados a los 1400m, hacían un total de 2100m. Miré el reloj debajo de agua un momento para ver distancia y tiempo. Distancia 2100m ¡Perfecto! y tiempo 32m y algo, ¡Brutal! Llevaba más de la mitad del recorrido en tan solo en 32m y pico. La motivación que me dió fue muy grande. Pues al ese ritmo hasta el final!
La tercera y cuarta boya se hicieron muy rápidas y ya teníamos que enfilar hacia la salida, pero algo no me cuadraba. Yo miraba el reloj debajo del agua y vi ya 3800m recorridos y aún me quedaba para llegar. Algo no iba bien. Será el reloj? pensé, pero en los últimos triatlones lo marcaba perfecto.
Salgo del agua en 1h03m54s el 14 de mi grupo de edad! Y el reloj me marca 4200m.
El nadar más se debe a que muchos triatletas nos fuimos a buscar una boya que no correspondía a la salida, sino a la entrada. Una boya para indicar la salida estaría bien.

Mientras corro por la alfombra roja, ya escucho los ánimos de mis chicas, pelos de punta. Voy a la zona donde tenía la bolsa con el casco, botas, gafas, dorsal, etc. Y de nuevo escucho un grito de ¡Rubén! Me cuesta encontrarla, pero veo que es mi hermana. Que fuerzas me estaban dando y ver ese tiempazo en la natación, aún me daban más.

Cojo la bicicleta con sus ruedas nuevas. Con ganas de hacer un gran sector. Conocía el circuito, ya que es la tercera vez que voy. Nunca con esta distancia, pero los circuitos los mismos.
Comienzo a pedalear y a buscar ritmo. Noto como sopla aire, parece de cara, luego de lado, no me gusta eso.

Los últimos kilómetros antes de llegar a Vitoria, se hacen eternos. Vaya viento soplaba en contra. Al fondo se puede observar la ciudad de Vitoria, pero parece cada vez más lejos. Consigo llegar y ya voy pensando en abrir bien ojos y oídos para ver a los míos. Al fondo comienzo a ver a gente, voy buscándolas con la mirada y por fin las veo. Sus gritos de ánimos hacen que mis piernas vayan más fuertes. Vaya subidón.
Ahora dirección al embalse con el aire a favor y empiezo a rodar bastante bien. Iba subiendo la media. Este tramo es de subida, pero con el aire a favor facilita bastante el llegar hasta la zona del embalse para completar mi primera vuelta. Mucha gente animaba al llegar al embalse a ambos lados de la carretera, algo increíble, me sentía como un ciclista profesional. Más motivación!! y 65km completados.

Comienzo de la segunda vuelta, pero noto que no voy del todo bien en la bici. Algo no está funcionando bien. Voy acoplado y comienzo un repecho bastante majo. Pronto veo que tengo que bajar al plato pequeño, cosa que en la primera vuelta había subido a plato grande. Además me cuesta subir. Ahí me voy dando cuenta de que mi cuerpo empieza a flaquear fuerzas y es el km78. Me voy preocupando conforme avanzo en la bicicleta. Acabo el tramo de árboles y comienza el aire. Ahora si que ya me veo fatal. El aire se me lleva la bici al soplar de lateral. Llevaba el casco aero e incluso me costaba mantener la cabeza recta. Esto nunca me ha pasado, pensaba...



Llegaba al km90 y empieza el show contra el viento. Si hay algo con lo que estoy acostumbrado a entrenar, es con viento, pero se me hacía algo imposible. Aún así, intenté mantener una posición acoplada lo más aerodinámica posible, para que el viento me desgastara la menos posible. A regañadientes, veo ya la ciudad de Vitoria y la media de velocidad, la había conseguido mantener a pesar de estar casi sin fuerzas.
Cuando ya empiezo a entrar en Vitoria, voy pensando en sonreir a mis chicas para que no se preocuparan, porque interiormente estaba muy desgastado.





Era el km114 de bici y las veo sentadas esperándome. Ahí habían estado durante 3h y media para verme y animarme, así que no quería que me vieran mal. Así que cuando paso por su lado, les grité ¡¡1 más!!¡¡1 más!! Me refería a que me quedaba una vuelta para que me vieran motivado. Ellas, ya se podrían ir a Vitoria centro y descansar. A mi, me quedaba mi peor tramo.


De nuevo empieza el aire a soplar a favor y voy manteniendo la media. No era una media elevada, pero si la mantenía hasta el final, sería un logro. Llevaba sobre 33km/h. De nuevo subida hasta el embalse y en esta ocasión, plato pequeño. Las subidas se me hacían eternas, mis piernas flaqueaban mucho. Estaba desgastado por completo, pero consigo llegar al embalse completando mi segunda vuelta completa, unos 130km.


La tercera vuelta, lo peor del circuito, aire de costado y de frente. Pero pensando en bajarme ya de la bici y comenzar a correr.
Esta vuelta se me hizo eterna. Que maneras de sufrir encima de la bici. El cuello me dolía una barbaridad de las ráfagas de aire, no tenía ni fuerza para aguantar con el cuello esas ráfagas. La bici, de lado a lado cada vez que venía una ráfaga. Ya iba pensando en si había sido un error colocar las ruedas de perfil alto sin probarlas lo suficiente. Pero había sido un error las ruedas? o es que no era mi día? Pues esas dudas siguen en mi cabeza, que hasta que no entrene más con ellas y me vea en la bici, no podré resolverlas.
El sufrimiento que llevaba era mucho, bebía y comía para intentar coger fuerzas, pero no había manera.
De nuevo con un grandísimo esfuerzo mental, veo Vitoria al fondo. Esta vez se me hace eterno llegar, era como una sensación de pedalear y no avanzar. Pero por fin llego a Vitoria y comienzo a callejear por la ciudad. Qué largo se me estaba haciendo ese tramo. La gente estaba por las calles animando, aplaudiendo, pero ya no sentía nada por esos ánimos, lo único que quería era llegar y comenzar la maratón dejando la mente en blanco.
Consigo llegar. Los voluntarios me recogen la bici y comienzo a correr hacia la carpa de la T2 para dejar el material de bici y coger el de la carrera a pie. Completando el sector de ciclismo en 5h48m que sumaban 182km a una media de 31,4km/h.

Me cambio rápidamente. Esta transición la hago bien. Con ganas de correr que es lo que más me gusta, de ver a mis chicas y en esta ocasión a unos grandes amigos de Barna junto a su bebé.
Salgo de la carpa buscándolos. En breve los veo e intento sonreír todo lo que puedo. Pero creo que se dan cuenta de lo desgastado que estaba.

Comienzo la primera de las 4 vueltas de 10,5km. La piernas me van respondiendo bien y el cuerpo también. Voy tirando fuerte y casi no me lo creo. Voy corriendo entre 4:30min/km y 4:45min/km, o incluso por debajo. Ya me empiezo a animar poco a poco de ver que podía hacer una buena maratón.
Primera vuelta manteniendo el ritmo y bastante bien. Llego al centro de Vitoria y es increíble la cantidad de gente animando que hay. Vaya ciudad volcada con el deporte, me ponían los pelos de gallina. Y de nuevo mi gente, que ilusión me hace verlos y que chute me dan cada vez que lo hago. Vamos Rubén a por la 2º vuelta! Me repetía en mi cabeza.


Comienza la segunda vuelta, llevaba unos kilómetros hechos y de repente ¡¡DOLOR!! Se me empiezan a subir ambos gemelos, no me había pasado nunca en la vida. Qué dolor, pero no paraba de correr. Llevaba las piernas agarrotadas y corría casi sin doblar las rodillas, pero tenía que seguir. Poco a poco el dolor va desapareciendo y vuelvo a coger ritmo de carrera.
Tenía cada vez más acentuada la sensación de estar vacío. Así que paré en un avituallamiento a comer y beber. Sandía, plátano, agua y Powerade. Arranco de nuevo y al poco otra vez los gemelos, pero sigo corriendo con las piernas casi tiesas. Y el dolor se va desvaneciendo poco a poco.

Ya estoy apunto de llegar a completar la segunda vuelta y completar la media maratón. Aquí cuando paso por los míos, de nuevo intento sonreir y poner buena cara, pero ellos se dan cuenta de que no voy nada bien. Me quedo mirando a mi madre y la veo como me sonríe, mi hermana me anima, la novia chillando, Guillaume aplaudiendo, Teli lo mismo y la bebé mirando. En ese momento pienso en acabar esta carrera por ellos cueste lo que cueste. Ellos son los que me han aguantado todo el año y se lo debo. También pienso en mi entrenador. Cuando le contara todo esto, no se lo iba a creer. Hemos entrenado muy duro para sufrir de esta manera, pero también le debo finalizar la carrera, un abandono es tirar el año, así que sigo corriendo.



La tercera y cuarta vuelta fueron idénticas. Paraba en cada avituallamiento a estirar gemelos, a comer y beber y arrancaba de nuevo. Lo bueno es que cuando corría lo hacía rápido.
Cuando completaba la tercera vuelta me vino a la cabeza el famoso muro de los 30km de la maratón. Pensaba que si estaba tan flojo de fuerzas, era posible que apareciera, pero no fue así. Seguía corriendo y parando del mismo modo que en la tercera vuelta.

Afrontaba ya los últimos 2km de la maratón y de mi Ironman 2. Qué gozada daban los ánimos de toda la gente. En el último kilómetro veo a mis chicas y casi me entran ganas de llorar. Ellas sabían que ya acababa y que de nuevo conseguía cruzar la línea de meta. Pero yo interiormente estaba destrozado mentalmente y físicamente. Últimos metros, aplausos y ya. De nuevo un Ironman. Completando la maraton en 3h35m y acabando la prueba en 10h33m.

No había sido mi mejor carrera, pero tenía que estar contento  por bajar 20' mi marca anterior, por el trabajo de todo el año, por tener otro ironman a las espaladas, pero sobre todo, por tirar de corazón para terminarlo y dedicárselo a toda la gente que me apoya, anima, me sigue, etc... Dedicado a mi entrenador Juan y a su equipo Desabi, dedicado también a Guillaume, Teli y  Audrey que estuvieron animando toda la maratón y vinieron a verme a pesar de que Guillaume por lesión no pudo participar. Dedicado a mi familia, que me apoya tanto. Y dedicado a las tres chicas más especiales de mi vida, madre, hermana y novia. Me apoyaron desde el principio hasta el final de la competición, sabían que iba mal y casi ni comieron por verme en cada vuelta, aguantaron muchas horas de espera y de preocupación.

Por eso mismo, este Ironman, es vuestro.



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